Quinto Domingo del Tiempo Ordinario
¿Qué deseas?
Jesús se estaba volviendo muy popular, al menos entre la gente común. Habían visto cómo curaba a los enfermos y expulsaba demonios. Jesús sabía que la gente no entendería esto y trataría de proclamarlo como su rey. Jesús no tenía ninguna intención de vivir como un rey mundano, en comodidades y riquezas. De hecho, vino para liberar a la gente de la necesidad de riqueza y poder.
La popularidad y la riqueza tampoco interesan a San Pablo. Cuando predica el evangelio, la buena nueva de la resurrección de Cristo, se niega específicamente a recibir pago por su predicación, para demostrar que será recompensado por Cristo.
Entonces, ¿qué esperas? ¿Cuál es tu objetivo en la vida? ¿Te sientes seguro solo cuando has ahorrado suficiente dinero y lo hayas invertido sabiamente? ¿Necesitas que otras personas te hagan feliz? ¿O al menos unos cientos de amigos en el Facebook? Podemos seguir el ejemplo de amor de Pablo por todas las personas, sin importar quiénes sean. El amor de Pablo no era hacer que otros fueran como él. Realmente quería llevarles la buena nueva: con su amor por ellos, Pablo demostró que Dios los ama aún más. Pidamos al Señor que nos llene de su amor, para que podamos ayudarnos unos a otros a escuchar la buena nueva.
Tom Schmidt